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La magia de la selva:

romántica vida de campamento en Paraguay

"Entre los pintores exóticos hay muy pocos de cuyos trabajos emane tanta magia selvática."  Ten Kate, 1913

Karl Oenike (1862-1924)

Karl Oenike (1862-1924)

A mediados de 1889, el pintor paisajista berlinés Karl Oenike (1862-1924) viajó durante cinco meses por el Paraguay. Poco después de su llegada a Asunción visitó la colonia helvético-germana de San Bernardino, a unos 40 km al este de la capital. Situada en la pintoresca orilla del lago Ypacaraí, la colonia fue extendiéndose paulatinamente desde su fundación en el año 1881, subiendo por las suaves faldas de la Cordillera de los Altos. Los comerciantes acaudalados que durante el año se dedicaban a sus negocios en la capital hicieron construir allí sus residencias veraniegas. Oenike se alojó en el "Bierschlucht", la cañada de la cerveza, situada en la periferia de la colonia. En ese pequeño valle se hallaba, rodeada por la selva virgen, la hacienda del alemán Peter Herken. Él construyó en pocos años una cervecería cuyo "producto, la mayoría de las veces, se podía beber bien" (Jordan 1993:634). Prescindiendo de esta gran ventaja, el pintor y fotógrafo Oenike eligió este lugar como su base residencial porque estaba en medio de "una naturaleza magnífica" y porque desde allí podía explorar cómodamente los alrededores, "pintando y cazando a pie y a caballo" (Oenike 1896:282).

Oenike se alojaba en el "Bierschlucht", la quebrada de la cerveza. Allí se encontraba "surgida de los orígenes primitivos más exiguos [...] una acogedora cervecería auténticamente alemana" (Oenike, 1896). Foto: Oenike. ©Linden-Museum Stuttgart

Oenike se alojaba en el "Bierschlucht", la quebrada de la cerveza. Allí se encontraba "surgida de los orígenes primitivos más exiguos [...] una acogedora cervecería auténticamente alemana" (Oenike, 1896). Foto: Oenike. ©Linden-Museum Stuttgart

Unos meses antes se había establecido en el "Bierschlucht" el naturalista austríaco Paul Jordan con el fin de realizar excursiones naturalistas y etnográficas al interior del país. En julio de 1889, Oenike y Jordan decidieron escalar juntos el Cerro Tatuy situado en el sureste de Villarrica. Semanas antes, Jordan se había visto obligado a abandonar un primer intento.
Los campos al pie de la montaña y la misma montaña estaban entonces cubiertos por una espesa selva virgen que los indios guayaquís recorrían cazando y recolectando. Este "peligro" y la inaccesibilidad de la región hicieron que se forjasen alrededor de la montaña numerosas leyendas que mantenían a los paraguayos alejados de ella.

Las tomas de Oenike se encuentan entre las fotografías de Paraguay más antiguas que se conservan. ©Linden-Museum Stuttgart

Las tomas de Oenike se encuentan entre las fotografías de Paraguay más antiguas que se conservan. ©Linden-Museum Stuttgart

A pesar de todo esto, Oenike y Jordan pudieron contratar  tres guías para su empresa. Llegaron a la cumbre del Cerro Tatuy, que a pesar de sus escasos 700 m de altura era considerado en aquel entonces la cota más alta de Paraguay y aún no había sido escalado por ningún europeo (Jordan 1893:646). Sin embargo, la esperanza de contemplar un panorama espectacular se convirtió en una desilusión. Debido a la densa cobertura forestal la cumbre solo ofrecía una vista despejada hacia el sureste. Tampoco se cumplió su deseo de localizar a los indígenas guayaquís. Aunque hallaron huellas de su presencia (palmas taladas y ahuecadas, algunos utensilios y dos refugios abandonados), en vano intentaron Oenike y Jordan lograr un contacto directo con los guayaquís. A pesar de ello, Oenike reflejó lo poco que consiguió en un boceto (Ehrenreich 1898:77).

"La población de San Bernardino está compuesta en su mayoría por alemanes y suizos cuyas colonias suelen distar mucho entre sí." (Oenike, 1896)

"La población de San Bernardino está compuesta en su mayoría por alemanes y suizos cuyas colonias suelen distar mucho entre sí." (Oenike, 1896)

Aunque las condiciones para viajar eran con frecuencia incómodas, Oenike conservó su entusiasmo por la belleza de la naturaleza y se entregó al "romanticismo de la vida de campamento": "Una profunda tranquilidad se extendía alrededor. Como un lago en la selva, tranquilo y verde oscuro, el potrero [terreno cercado con pastos] crepuscular yacía bajo la sombra vespertina, rodeado por doquier por los sesgados desfiladeros de las espesas masas de árboles de la selva virgen, que seguía desbordándose en sombras oscuras y azuladas, y lúgubre y poderosa surgía detrás la cumbre arbolada del legendario Cerro Tatuy" (Oenike 1896:283).

Karl Oenike: Dibujo del Cerro Tatuy, situado al sureste de la ciudad de Villarrica, 1896. En 1889, el Cerro Tatuy aún se consideraba la montaña más alta de Paraguay. Seguía respirando el hálito de las leyendas.

Karl Oenike: Dibujo del Cerro Tatuy, situado al sureste de la ciudad de Villarrica, 1896. En 1889, el Cerro Tatuy aún se consideraba la montaña más alta de Paraguay. Seguía respirando el hálito de las leyendas.

En sus imágenes, Oenike expresaba cada vez más el "poder de la naturaleza prístina" que tanto le fascinaba. Desde 1879 hasta 1886 se había formado en pintura paisajista en la Academia de Bellas Artes de Berlín. Durante todo su viaje por Sudamérica, o sea desde 1887 hasta 1891, se entregó con total devoción a esta especialidad. Incluso pintaba cuando otros tan sólo se dedicaban a defenderse de los molestos insectos. Oenike unió la fidelidad naturalista hacia el detalle con la libertad artística.

Rancho de un paraguayo con tabaco y mandioca. "Cuando se necesitan, se recolectan las hojas, se enrollan con la mano plana sobre el muslo y el puro ya está hecho." (Oenike, 1896) Foto: Karl Oenike. ©Linden-Museum Stuttgart

Rancho de un paraguayo con tabaco y mandioca. "Cuando se necesitan, se recolectan las hojas, se enrollan con la mano plana sobre el muslo y el puro ya está hecho." (Oenike, 1896) Foto: Karl Oenike. ©Linden-Museum Stuttgart

El etnólogo holandés Herman Ten Kate (1858-1931) atribuyó a la obra de Oenike "una importancia fundamental para el conocimiento de la Sudamérica meridional" (Ten Kate 1913:350). A pesar de que el valor documental de sus trabajos, por ejemplo los "botánicos", quedase relegado a un segundo lugar  si se tienen en cuenta trabajos comparables como los de Bellermann,  el valor artístico de la obra los superaba en mucho. Aunque Ten Kate con ello se refería a los dibujos y cuadros de Oenike, sus fotografías también tienen un alto valor documental. Algunas de ellas en la actualidad forman parte de la colección del Linden-Museum de Stuttgart. Se encuentran entre las fotografías más antiguas que se conservan de Paraguay.

(Beatrix Hoffmann)


Bibliografía:

  • Ehrenreich, Paul. 1898. Neue Mittheilungen über die Guayaki (Steinzeitmenschen) in Paraguay. En: Globus. Illustrierte Zeitschrift für Länder- und Völkerkunde 73:73-78.
  • Jordan, Paul. 1893. Über meine Reisen in Paraguay. En: Mitteilungen der Kaiserlich-Königlichen Geographischen Gesellschaft in Wien (N.S. 26) 36:627-655.
  • Mevert, Ernst. 1882. Reisebriefe aus Paraguay. En: Export 43-48. Wandsbeck: Verlag von Mencke & Co.
  • Mevert, Ernst. 1883. Ein Jahr zu Pferde. Reisen in Paraguay. Wandsbeck: Verlag von Mencke & Co.
  • Oenike, Karl. 1896. Ein Ausflug in Paraguay. En: Vom Fels zum Meer 14,1:281-286.
  • Ten Kate, Herman. 1913. Exotisme in de Kunst. En: Elsevier’s Geïllustreerd Maandschrift  23,46:349-352.